La Lengua De Las Mariposas Preguntas Y Respuestas

La Lengua De Las Mariposas Preguntas Y Respuestas




La lengua de las mariposas



Los maestros de la II Rep�blica Espa�ola


(El profesor comprometido)




Enrique Mart�nez-Salanova S�nchez












El puntero de don Honorato


/

Bibliograf�a
/
Lecturas de cine

/

Glosario de cinematics



Contexto hist�rico


Educar para ser libres� la escuela en la segunda Rep�blica espa�ola



La represi�n de la dictadura franquista contra los maestros


Para leer thousand�southward sobre el tema


La �ltima lecci�northward del maestro Arximiro Rico




Los maestros de la rep�blica




Al iniciarse la d�cada de los a�os treinta, el sistema educativo espa�ol se hallaba en condiciones muy precarias. El Estado ten�a una presencia d�bil, subordinado a la actuaci�northward de la Iglesia true cat�lica en la ense�anza. La desidia p�blica se manifestaba en los niveles primarios de la educaci�due north, en la discriminaci�due north que ten�a lugar entre quienes pod�an cursar el bachillerato y quienes no x�an la posibilidad de estudiar tras la primaria, en la dejaci�due north de la ense�anza secundaria. Francisco Giner de los R�os se�alaba as�: �De todos los problemas que interesan a la regeneraci�n pol�tico-social de nuestro pueblo, no conozco uno solo tan menospreciado como el de la educaci�n nacional�. De esta forma, la Segunda Rep�blica naci� con united nations programa de reforma global del sistema educativo que inclu�a la construcci�due north urgente de escuelas, la dignificaci�due north del maestro con un aumento sustancial de sus retribuciones, el establecimiento de un sistema unitario de tres ciclos, el fomento de una pedagog�a activa y participativa, una concepci�n laica de la ense�anza. Por poner un ejemplo, en cuatro a�os, entre abril de 1931 y abril de 1935, el n�mero de maestros nacionales pas� de 37.500 a 50.500. La reforma concit� la hostilidad de sectores poderosos de la sociedad espa�ola. La Guerra Civil sirvi� every bit� para que los franquistas eliminaran la educaci�northward como �escudo y defensa de la Rep�blica�.


(


Jos� Mar�a Maravall en el pr�logo del libro:


Maestros de la rep�blica: Los otros sentidos, los otros thousand�rtires

, de




Mar�a Antonia Iglesias).



Hablo de “La lengua de las mariposas”


Desde que la vi fue una pel�cula que me  llam� mucho la atenci�n,


pues muestra varios elementos importantes que siempre he tenido en cuenta en mi vida profesional.


El maestro como servidor p�blico, los maestros en la Rep�blica Espa�ola, la atenci�due north individualizada del maestro, que conoce a cada ni�o a los que trata seg�n su entorno y problemas, las clases participativas, las salidas a la naturaleza, el conocimiento del entorno.


Da importancia a la capacidad que tiene un maestro para hacer pensar a los alumnos, a pesar de que el cambio de conducta no se da y el final puede interpretarse como una frustraci�n.

Me parece una pel�cula de gran importancia, que permite la reflexi�n y el estudio cinematogr�ficos, sobre la adaptaci�northward de un cuento de Manuel Rivas, la forma de narrar los hechos, la estructura cinematogr�fica y el respeto a las ideas.

Hablo de “La lengua de las mariposas”




Las ideas de un maestro




La lengua de las mariposas

remite al poeta Antonio Machado y a sus explicaciones sobre el lenguaje de estos seres. Tambi�n trae su par�bola: un maestro de ideas republicanas en un pueblecito perdido, en los albores de lo que ser�a la tr�gica Guerra Civil Espa�ola. La pel�cula plantea, como muchas otras, esa especial relaci�n que une a un adulto y a un menor. Don Gregorio -Fernando Fern�due north K�mez- maestro ya viejo, y su alumno, Moncho -Manuel Lozano- el ni�o que gusta de aprender y descubrir. El maestro, con sus buenas artes, se esfuerza por entrar en un mundo en el que aporta sus experiencia como maestro y sus ideas como republicano. Su trabajo se ve en la �ltima secuencia, en esa cara de frustraci�n del maestro al ver a su alumno que le lanza piedras cuando va
, camino del fusilamiento,
 detenido por los falangistas.
Maestros que viven en su entorno, conectados a �l, a sus problemas y dificultades, que los hay y los ha habido siempre.

La tarea del maestro debe partir de united nations di�logo abierto y permanente entre los mismos maestros y entre ellos y su entorno social. La escuela de hoy tiene que abrirse one thousand�s a sus contextos, que inevitablemente entran a ella, y ello exige replantearse el oficio del maestro tanto en el aula como en la comunidad.


La tarea del maestro es distinta en los diferentes contextos sociales y geogr�ficos de un pa�s. No es lo mismo trabajar en el centro de una ciudad que en la periferia, no es lo mismo trabajar en contextos sociales relativamente estables que en lugares en donde se viven las tensiones propias de la violencia; no es lo mismo trabajar con alumnos que cuentan con todos los recursos que hacerlo en condiciones de enorme pobreza.





El gui�n de
La lengua de las mariposas, de
Rafael Azcona, se hizo a partir de un cuento que forma parte del libro ��Que me quieres, amor?�, de Manuel Rivas.


Cuenta una historia que anticipa tragedia pero no la explota; maniquea si se quiere en esa descripci�northward de tipos (arquetipos m�due south bien) de la Espa�a rural, en esa solapada mirada a los poderes que minan la libertad. El autor de
El bosque animado
retrata al cacique amenazante, al ejercito desde�oso de la Rep�blica y a una Iglesia que pierde adeptos y privilegios (imposible olvidar ese di�logo entre el cura y el profesor donde el lat�n se torna arma arrojadiza), pero tambi�n se inmiscuye en los dolorosos senderos de la traici�northward, del vergonzoso paso atr�south y de la p�rdida de dignidad. (Ismael Alonso)




Pel�cula:
La lengua de las mariposas


Espa�a, 1999. 95 min. Colour.




Director
: Jos� Luis Cuerda.




Gui�due north
: Rafael Azcona, Jos� Luis Cuerda, Manuel Rivas.




Fotograf�a
: Javier M. Salmones.




M�sica
: Alejandro Amen�bar.




Int�rpretes
:


Fernando Fern�n Thou�mez (Don Gregorio); Manuel Lozano (Moncho); Ux�a Blanco (Rosa); Gonzalo Uriarte (Ram�n); Alexis de los Santos (Andr�s); Jes�due south Castej�n (D. Avelino); Guillermo Toledo (O�lis); Elena Fern�ndez (Carmi�a); Tamar Novas (Roque); Tat�n (Roque Padre);  Celso Parada (Mac�as); Tucho Lagares (Alcalde).




Sinopsis
: Situada en 1936, Don Gregorio ense�ar� a Moncho con dedicaci�n y paciencia toda su sabidur�a en cuanto a los conocimientos, la literatura, la naturaleza, y hasta las mujeres. Pero el trasfondo de la amenaza politician�tica subsistir� siempre, especialmente cuando Don Gregorio es atacado por ser considerado united nations enemigo del r�gimen fascista. As� se ir� abriendo entre estos dos amigos una brecha, tra�da por la fuerza del contexto que los rodea. La politician�tica y la guerra se interponen entre las personas y desembocan, indefectiblemente, en la tragedia.


�C�mo recobrar despu�due south de esto, la inocencia? Parece ser la pregunta de
jos� Lu�south
Cuerda, cuando Don Gregorio, al contrario del padre de Moncho, opte por si mismo y por sus ideales, aunque esta opci�n signifique la muerte. Dura y con un dram�tico terminal,
La lengua de las mariposas
explora el nacimiento de una vida a los horrores de una guerra.












El contexto hist�rico de
La lengua de las mariposas


La pel�cula trata de muchos temas: de la amistad, la escuela, la infancia, la iniciaci�n a la vida, pero tambi�n del miedo, del terror, de las miserias de la condici�n humana� Habla tambi�northward de la Historia. Los acontecimientos hist�ricos que est�north detr�s de La lengua de las mariposas�, determinan claramente la vida de los personajes, tal y como queda claro al concluding. Durante toda la cinta se observa un aire de nostalgia por la libertad, la esperanza y el cambio social que supuso la Segunda Rep�blica espa�ola, (�Gracias a la Rep�blica podemos votar las mujeres�, dice la madre de Moncho) y una denuncia de la bestialidad irracional de los que la derrocaron.


El golpe de estado de julio de 1936, lo urdi� un sector importante del ej�rcito (los generales Franco, Mola, Sanjurjo, Goded…), inspirado y financiado por las clases poderosas del estado, los terratenientes y la alta burgues�a, que abandonaron la v�a legal y parlamentaria para decantarse por las armas, el terror y la dictadura, que llev� a la muerte violenta a miles de personas partidarias de la rep�blica y de su proyecto modernizador.


El d�a 18 de julio de 1936, el general Franco sali� de Canarias al frente del ej�rcito insurrecto (recordar al final de la pel�cula cuando se dice ��Hay guerra en �frica!�), mientras Mola declaraba el estado de guerra y ocupaba Pamplona. Paralelamente, Queipo de Llano se apoderaba de Sevilla y extend�a la rebeli�north por Andaluc�a, provocando la inmediata represi�n contra las personas progresistas).








A chiliad� me gusta ese maestro. Secuencia f�lmica de la pel�cula:
La lengua de las mariposas



Interior � noche


En casa, la madre est� preparando la cena mientras Montxo est� haciendo los deberes en la mesa de la cocina. Llega el hermano mayor…



El hermano mayor

: �Hola!



La madre

: Hola, hijo.



Montxo

: �Don Gregorio no pega!



El hermano

: �De verdad?



Montxo

: De verdad. Y le ha devuelto unos capones a un se�or que manda mucho porque es muy rico.



La madre

: (pelando patatas) �Y t� c�mo lo sabes?



Montxo

: Lo ha dicho su hijo, uno que le dicen Jos� Mar�a, dice que su padre manda m�southward que el alcalde.



La madre

: �Y qu� capones son �sos?



Montxo

: Unos que quer�a darle al maestro para que su hijo aprenda las cuentas. Pero el hijo no quiere estudiar. Dice que, de mayor, va a ser se�orito en La Coru�a.


(El hermano mayor est� desgranando dificultosamente las primeras notas del pasodoble �Francisco alegre�)



Montxo

: (Dirigi�ndose a su hermano) �A que no sabes de d�nde vienen las patatas?



El hermano

: �Del huerto! �De d�nde van a venir?



Montxo

: Vienen de Am�rica.



La madre

: �No digas tonter�every bit!



Montxo

: �Que s�! Que nos lo ha explicado don Gregorio: o sea que antes de que Col�n fuera a Am�rica en Espa�a no hab�a patatas.



La madre

: �Y qu� com�a la gente?



Montxo

: Casta�as… Y tampoco hab�a ma�z.



La madre

: Se ve que ese maestro es muy bueno.



Montxo

: A m� me gusta.



La madre

: �Hab�is rezado?



Montxo

: �D�nde?


La madre: �En la escuela!



Montxo

: Eh s�, una cosa de Ca�n y Abel.



La madre

: (dirigi�ndose al hermano mayor) Eso para que te cierre las habladur�as. Ya me extra�aba a m� que don Gregorio fuera un ateo.



Montxo

: �Qu� es un ateo?



La madre

: El que no cree en Dios.



Montxo

: �Pap� es ateo?



La madre

: �C�mo se te ocurre preguntar semejante cosa?



Montxo

: Pap� se caga en Dios… (El hermano mayor empieza a re�rse por lo bajo pero la mirada de reproche de la madre le hace reprimir su risa)



La madre

: Bueno… eso es… eso es un pecado. Pero pap� cree que Dios existe como toda persona de bien.


Montxo: �Y el demonio?



La madre

: �Y el demonio qu�?



Montxo

: Si existe…



La madre

: Pues claro que existe. Era un �ngel pero se hizo malo, se rebel� contra Dios. Camino del infierno se iba poniendo p�lido, por eso lo llaman el �ngel de la muerte.



Montxo

: �Y si era tan malo, por qu� no lo mat� Dios?



La madre

: �Dios no mata, Montxo!













Educar para ser libres� la escuela en la segunda Rep�blica espa�ola



Resumen de un art�culo de  Jos� Lu�s Murillo Garc�a


El xiv de abril de 1931 se proclam� la II Rep�blica en todo el Estado espa�ol, que encarn� la democracia y la modernidad, la libertad, la educaci�n y el progreso, la igualdad y los derechos universales para todos los ciudadanos.




Una escuela p�blica, obligatoria, laica, mixta, inspirada en el ideal de la solidaridad humana, donde la actividad era el eje de la metodolog�a



. Every bit� era la escuela de la Ii Rep�blica espa�ola. De todas las reformas que se emprendieron a partir de abril de 1931, la estrella fue la de la ense�anza.


El 14 de abril de 1931, la Rep�blica encontr� una Espa�a tan analfabeta, desnutrida y llena de piojos como ansiosa por aprender. Y los yard�s ilustres escritores, poetas, pedagogos, se pusieron manos a la obra. De pueblo en pueblo, con la cultura ambulante. A la espera de que se aprobara la Constituci�n, en diciembre, el Gobierno tom�, mediante decretos urgentes, las primeras medidas: se reconoci� el Estado plural y las diferencias ling��sticas (se respeta la lengua materna de los alumnos) y al frente del Consejo de Instrucci�due north P�blica que har�a caminar las reformas se nombr� a Unamuno.



Se proyect� la creaci�n paulatina de 27.000 escuelas



, pero mientras, los ayuntamientos adecentaron salas donde educar a los ni�os. Y a los mayores. Hubo incluso alguna escuelita en las salas de autopsia de los cementerios. Donde se pod�a. Entonces las maestras desempe�aron un papel primordial: ense�aban en sus casas con la subvenci�n del ayuntamiento.



La Rep�blica se propuso llenar las escuelas con los mejores maestros



. Pero los docentes de la �poca ten�an una formaci�n casi tan exigua como su salario. El sueldo miserable de aquellos voluntariosos maestros subi� a three.000 pesetas al tiempo que se organizaban para ellos cursos de reciclaje did�ctico. En las Semanas Pedag�gicas recib�an asesoramiento de los inspectores, para aumentar su formaci�n. La carrera de Magisterio, elevada a categor�a universitaria, dignific� la figura del maestro. A los aspirantes se les exigi�, desde entonces, tener completo el bachillerato antes de matricularse en las Escuelas Normales, donde se ense�aba pedagog�a y hab�a united nations �ltimo curso pr�ctico pagado.Se hizo del maestro la persona 1000�s culta, eran los intelectuales de los pueblos y, con toda la precariedad en que viv�an, ejercieron de una forma digna.


Comenz� a tejerse




un sistema educativo que puso el �nfasis en el alumno, le hizo protagonista de las clases y de su formaci�n



. Los ni�os sal�an al campo para estudiar ciencias naturales, se trataron de sustituir los monday�tonos coros infantiles recitando lecciones de memoria por el contend participativo y pedag�gico; los ni�os y las ni�as se mezclaron en las mismas aulas, donde se educaban en igualdad, y se favoreci� un tr�nsito sin sobresaltos desde el parvulario a la universidad. Fue una escuela en la que se educ� a los ni�os atendiendo a su capacidad, su actitud y su vocaci�n, no a su situaci�n econ�mica. La educaci�n p�blica recibi� financiaci�n para ello, y eso era algo que la escuela privada mir� con recelo. Todo ten�a el aroma pedag�gico de la Instituci�north Libre de Ense�anza, que fue el soporte intelectual en el que se apoy� la Rep�blica. Aunque dise�� una escuela m�s laica.


En 1933 hay de nuevo elecciones. La mujer estren� el voto femenino y la derecha -la CEDA de Gil Robles- lleg� al poder. Los progresistas ver�n c�mo se fren� la financiaci�north educativa y las medidas laicas, aunque no se derogaron, fueron escamoteadas.



Misiones Pedag�gicas y Colonias Escolares



Antes que educar, la Rep�blica se vio obligada a dar de comer a los ni�os



. Incluso a vestirlos. Hab�a cantinas y roperos escolares y cobraron fuerza las Colonias Escolares que ya antes hab�a puesto en marcha Bartolom� Coss�o. Los ni�bone viajaban al mar o a la monta�a. Hac�an deporte, se divert�an. Pero, sobre todo, com�an. Hubo medidas urgentes que no pod�an esperar y que se adoptaron a golpe de decreto, hasta que fue aprobada la Constituci�due north. Lo m�south revolucionario que puede hacerse, despu�s de facilitar alimentaci�n, fueron aquellas Misiones Pedag�gicas, de cuyo patronato fue tambi�n presidente Coss�o. En destartaladas camionetas llegaron a las aldeas perdidas bibliotecas itinerantes, proyecciones cinematogr�ficas, teatro, museos ambulantes.




La represi�northward de la dictadura franquista contra los maestros



(Resumido de



Jos� Mar�a Maravall en el pr�logo del libro:

Maestros de la rep�blica: Los otros sentidos, los otros m�rtires
, de




Mar�a Antonia Iglesias)


El objetivo de acabar con el progreso educativo y cultural fue primal en la insurrecci�due north del 18 de julio de 1936. En guerras civiles, la violencia fuera de los frentes se ha basado con mucha frecuencia en motivos southward�rdidos, venganzas personales, envidias y rencores. Pero en el caso de las matanzas sistem�ticas de maestros al desencadenarse la Guerra Civil espa�ola, razones pol�ticas guiaron las crueldades personales.



Por detr�s de los asesinatos, de la crueldad, el dolor y el miedo, be�a la pol�tica del franquismo: una campa�a sistem�tica de erradicaci�due north de la political leader�tica educativa y cultural de la Rep�blica. En 1937, Jos� Pemart�due north, jefe del Servicio de Ense�anza Superior y Media, declaraba lo siguiente: �Tal vez un 75 por ciento del personal oficial ense�ante ha traicionado -unos abiertamente, otros solapadamente, que son los m�s peligrosos- la causa nacional (…). Una depuraci�n inevitable va a disminuir considerablemente, sin duda, la cantidad de personas de la ense�anza oficial�. En nueve provincias de las que existen datos sistem�ticos, fueron ejecutados en torno a 250 maestros. Y 54 institutos p�blicos de ense�anza secundaria creados por la Rep�blica fueron cerrados. Por a�adidura, en torno a united nations 25 por ciento de los maestros sufrieron alg�northward tipo de represi�northward y un 10 por ciento fueron inhabilitados de por vida. En Euskadi y Catalu�a, todos los maestros de la ense�anza p�blica fueron dados de baja y tuvieron que solicitar su readmisi�due north a trav�s de un costoso proceso. La abrumadora mayor�a de las ejecuciones de maestros tiene lugar al inicio de la Guerra Ceremonious, entre julio y octubre de 1936. Todos los episodios son despiadados.









No se trataba solamente de odios y rencores personales: se buscaba implantar un miedo generalizado. El r�gimen futuro habr�a de ser united nations r�gimen totalitario, no una dictadura benevolente. Y un r�gimen totalitario tiene como una de sus caracter�sticas ‘united nations sistema de terror, impuesto a trav�s de los controles del partido y de la polic�a’. Equally� fue desde la insurrecci�n del 18 de julio de 1936 y dur� mucho tiempo. El objetivo era expl�cito: el punto 6� de los 26 Puntos de la Falange declaraba que ‘nuestro Estado ser� un instrumento totalitario’. El recuerdo de aquello ha permanecido vivo, pese a los cuarenta a�bone de dictadura y tras treinta a�os de democracia. Forma parte de ese t�rmino un tanto vaporoso: la ‘memoria hist�rica’.




Las razones de las ejecuciones eran erradicar el esp�ritu de la Rep�blica encarnado en los maestros y en la educaci�n; provocar un miedo generalizado. Esas razones fueron reforzadas por las venganzas. A la hora de llevar a cabo la represi�northward, no southward�lo fueron los verdugos los responsables. Aqu�llos eran generalmente grupos de falangistas armados y matones, que luego alardeaban en el pueblo de los asesinatos y amedrentaban a los vecinos. Una buena parte de la responsabilidad correspondi� a curas de la Iglesia cat�lica: elaboraban listas negras y acompa�aban los fusilamientos. Los testimonios son abrumadores.




La Iglesia jug� un papel cardinal en la represi�n y la depuraci�north del magisterio. Yo creo que b�sicamente por el papel que los maestros de la Rep�blica jugaron en la aplicaci�north de la normativa sobre la supresi�north de la ense�anza religiosa, cuando se apart� de las funciones educativas a las congregaciones religiosas. Por eso bastantes miembros del clero de la Iglesia cat�lica jugaron un papel fundamental en la represi�north. En los archivos provinciales de C�diz y en los municipales se conservan pruebas de la intervenci�due north que tuvieron los cl�rigos, las denuncias concretas que pusieron, b�sicamente contra maestros. En la ense�anza, cuando se pusieron en marcha las comisiones de depuraci�n, uno de los requisitos que establec�a el procedimiento para la depuraci�north era el informe que x�a que presentar un cura p�rroco sobre la actuaci�due north de ese maestro.




Eso era el nacional-catolicismo. En el terreno de la educaci�northward y la cultura, el aniquilamiento de la tradici�northward humanista, liberal y reformista. Paraliz� durante largos a�os la construcci�n de escuelas; el magisterio fue diezmado; la ense�anza p�blica fue maltratada porque era vista como el germen del mal ‘laizante’; se foment� la desigualdad entre centros y alumnos; el adoctrinamiento fue inmisericorde. Recu�rdense las palabras del catecismo Ripalda: ‘�Hay otras libertades perniciosas? S� se�or, la libertad de ense�anza, la libertad de propaganda y de reuni�north. �Por qu� son perniciosas esas libertades? Porque sirven para ense�ar el error y propagar el vicio’.




As� fue la educaci�n bajo el franquismo. Despu�s de concluida la guerra, en 1943, el ministro de Educaci�north, Jos� Ib��ez Mart�n, declaraba ante las Cortes que �lo verdaderamente importante desde el punto de vista pol�tico es arrancar de la docencia y de la creaci�n cient�fica la neutralidad ideol�gica y desterrar el laicismo, para formar una nueva juventud, pose�da de aquel principio agustiniano de que mucha ciencia no acerca al Ser Supremo�. El concordato de 1953 entre el Estado espa�ol y el Vaticano confirm� el monopolio cat�lico sobre la educaci�n espa�ola. El Estado aseguraba la ense�anza de la religi�n true cat�lica como parte obligatoria de los planes de estudio en todos los centros educativos del pa�southward, de cualquier clase y nivel, as� como la conformidad de todas las ense�anzas con los principios de la Iglesia true cat�lica. �sta se encargaba de la pureza de la fe, de las buenas costumbres y de la ense�anza de la religi�n. Tambi�northward pod�a prohibir y retirar libros, publicaciones y textile docente contrarios al dogma y a la moral true cat�lica.




Para configurar la educaci�n bajo el franquismo, los maestros republicanos ten�an que ser eliminados. Every bit� fue desde el inicio de la guerra. Sabemos que despu�south de la guerra las purgas continuaron de forma masiva. No south�lo entre los maestros, claro est�. La legislaci�n sobre Responsabilidades Pol�ticas y de Represi�northward de la Masoner�a y el Comunismo condujo a una depuraci�n muy extensa: Gabriel Jackson ha estimado que el n�mero de muertes de prisioneros republicanos alcanz� las 200.000; existieron, adem�s, muchas otras formas de sanciones pol�ticas, que iban desde purgas profesionales hasta largas condenas de c�rcel. Veinte a�os despu�southward de terminada la guerra, la ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958 reiteraba los fundamentos de la dictadura y, entre ellos, que la naci�n era cat�lica y que tan s�lo la religi�northward cat�lica pod�a ser practicada.





Para leer sobre el tema



Mar�a Antonia Iglesias (2006).





Maestros de la rep�blica: Los otros sentidos, los otros m�rtires.


Madrid, La esfera de los libros.


Narciso de Gabriel y Xos� Manuel Sarille.




�Arximiro Rico, luz dos humildes. Vida east morte dun mestre republicano�

Antonio S�nchez Ca�adas (2007):

Memoria y dignidad. depuraci�n y represi�n del magisterio almeriense durante la dictadura del general Franco
. Editorial Corduba






La �ltima lecci�n del maestro Arximiro Rico



�Lo prendieron y se lo llevaron, mientras su madre ped�a que lo dejasen. En La Mui�a pararon para comer y beber en la taberna de mis abuelos y lo dejaron atado a una argolla que se utilizaba para amarrar al ganado. Mi abuela intent� darle agua y no la dejaron. Le dieron en cambio unas patadas. Y siguieron bebiendo, para coger fuerzas. Despu�s se dirigieron por la sierra en direcci�n a Montecubeiro, que hab�a sido declarada zona de guerra y donde un teniente coronel de la Guardia Civil se encargaba de hacer valer la fuerza del terror. Algunos de los que con e�50 iban hicieron sin esfuerzo la subida, pues subieron a caballo (…). Y en la sierra de Montecubeiro sucedi� lo que resulta thousand�s estremecedor. Le cortaron los test�culos. Le quitaron los ojos. Le cortaron la lengua. Y lo remataron a palos y a tiros de escopeta. Era el primero de septiembre de 1936�.


(Extracto del libro �Arximiro Rico, luz dos humildes. Vida e morte dun mestre republicano�, de Narciso de Gabriel y Xos� Manuel Sarille)





Jos� Lu�s Cuerda, el managing director de la pel�cula



1947. Director, guionista y productor de cinematics


Tras realizar varios cortometrajes en 1982 dirigi� su primer largometraje,
Pares y nones.
Con su siguiente pel�cula
El bosque animado
(1987) inaugur� en su carrera una nueva etapa caracterizada por un sense of humor surrealista con profundo sabor espa�ol. South�lo dos a�os despu�s llegar�a el que ser�a su gran �xito de taquilla y el trabajo que lo consagrar�a como realizador,
Amanece que no es poco, 1988, que junto al mediometraje para televisi�n

Total
, en 1983, y el largo
As� en el cielo como en la tierra, en 1995, conforma un tr�ptico con united nations elemento en com�n: el humour absurdo. En 1991 realiz�
La viuda del capit�due north Estrada, en 1993,
Tocando fondo, en  1999 hizo
La lengua de las mariposas, en 2000
Primer amor, y en 2006,
La educaci�n de las hadas.



Manuel Rivas, escritor del cuento



1957


La totalidad de su obra literaria se desarrolla en lengua gallega, aunque tambi�n escribe art�culos menstruation�sticos en castellano.Su libro de cuentos �Qu� me quieres amor? (1996) incluye el relato La lengua de las mariposas. Su obra se completa con los libros de relatos Ella, maldita alma (1999), La mano del emigrante (2001), y Las llamadas perdidas (2002).


Es autor de tres novelas cortas: Los comedores de patatas (1992), El l�piz del carpintero (1999), Premio de la Cr�tica espa�ola, llevada al cinematics por Ant�due north Reixa, y En salvaje compa��a (1994). Sus �ltimas obras son El h�roe(2006), teatral, y Los libros arden mal (2006), una novela.








Rafael Azcona. escritor del gui�n



Rafael Azcona
. Logro�o, 1926


Es el exponente m�ximo, como guionista, del realismo cr�tico espa�ol. Siempre colabor� con directores que compartieran su inter�due south por reflejar la realidad espa�ola en el cinematics. Algunas de sus pel�culas son

El Pisito

(1959),
El cochecito
(1960),

Pl�cido

(1961),
El verdugo
(1963),
La gran comilona
(1973),
La escopeta nacional
(1978),
La vaquilla
(1985)


Posteriormente escribi� para



Carlos Saura,

La prima Ang�lica

y
�Ay, Carmela!, para Fernando Trueba,
El a�o de las luces
(Oso de Oro en el Festival de Berl�n) y
Belle �poque, (Oscar de Hollywood a la mejor pel�cula extranjera), para Jos� Luis Garc�a S�nchez,
La corte de fara�n
y
Tranv�a a la Malvarrosa. Uno de sus �ltimos guiones es el de
La lengua de las mariposas. En 1988 recibi� el Premio Goya al mejor gui�n por

El bosque animado

y en 1998 el Goya Honor�fico a toda su carrera.










En la escuela, un alumno ya mayor en comparaci�n con el resto,



lee con dificultad el poema


Recuerdo infantil


de Antonio Machado


 Una tarde parda y fr�a


de invierno. Los colegiales


estudian. Monoton�a


de lluvia tras los cristales.


 Es la clase. En un dare


se representa a Ca�due north


fugitivo, y muerto Abel,


junto a una mancha carm�northward.


 Con timbre sonoro y hueco


truena el maestro, united nations anciano


mal vestido, enjuto y seco,


que lleva united nations libro en la mano.


 Y todo un coro infantil


va cantando la lecci�n:


“mil veces ciento, cien mil;


mil veces mil, united nations manufacturing plant�northward”.


Una tarde parda y fr�a


de invierno. Los colegiales


estudian. Monoton�a


de la lluvia en los cristales.









Sugerencias did�cticas



El an�lisis de estas pel�culas es necesario para docentes, ya que plantean la iniciaci�n en la cultura, y la dificultad en la transmisi�n de los mensajes que tienen que ver con los valores, al mismo tiempo que la responsabilidad due east implicaci�n de los docentes en la sociedad en la que viven. Lo que lleva tiempo y esfuerzo en trasmitir se puede trastocar en cuesti�n de segundos.



  • La dificultad de la ense�anza.



  • La educaci�northward en valores.


  • La honestidad del maestro.


  • El influjo del ambiente en la educaci�n.


  • La responsabilidad del profesor en el entorno social y laboral.


  • La orientaci�n en la vida como misi�n o tarea del profesor.


Para realizar ejercicios sobre la pel�cula La lengua de las mariposas y con infinidad de sugerencias para ello te propongo:





Notas para el estudio de
La lengua de las mariposas
en la clase de lengua y cultura espa�olas



, de Carmen Rojas Gordillo,




Asesora T�cnica del MEC en S�o Paulo, Brasil


http://world wide web.mec.es/redele/revista/rojas.shtml



La lengua de las mariposas: del cuento a la pel�cula. La relaci�due north entre cine y literatura, de Marita L�ning,


Instituto de Formaci�northward del Profesorado, Landesinstitut f�r Schule), Bremen



http://www.ub.es/filhis/culturele/luning.html





La lengua de las mariposas


Manuel Rivas



(Texto completo)


��Qu� hay , Gorri�n? Espero que este a�o podamos ver por fin la lengua de las mariposas�.


El maestro aguardaba desde hac�a tiempo que le enviaran un microscopio a los de la instrucci�n p�blica. Tanto nos hablaba de c�mo se agrandaban las cosas menudas e invisibles por aquel aparato que los ni�os lleg�bamos a verlas de verdad, como si sus palabras entusiastas tuvieran un efecto de poderosas lentes.


�La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un resorte de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el c�liz para chupar. Cando llev�is el dedo humedecido a united nations tarro de az�car �a que sienten ya el dulce en la boca como si la yema fuera la punta de la lengua? Pues as� es la lengua de la mariposa�. Y entonces todos x�amos envidia de las mariposas. Que maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de jarabe.


Yo quer�a mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no pod�an creerlo. Quiero decir que no pod�an entender como yo quer�a a mi maestro. Cuando era un �picarito�, la escuela era una amenaza terrible. Una palabra que cimbraba en el aire como una vara de mimbre.
��Ya ver�southward cuando vayas a la escuela!�
Dos de mis t�os, como muchos otros mozos, emigraron a Am�rica por no ir de quintos a la guerra de Marruecos. Pues bien, yo tambi�north so�aba con ir a Am�rica s�lo por no ir a la escuela. De hecho, hab�a historias de ni�bone que hu�an al monte para evitar aquel suplicio. Aparec�an a los dos o tres d�as, ateridos y sin habla, como desertores de la batalla del Barranco del Lobo. Yo iba para seis a�os y me llamaban todos Gorri�northward. Otros ni�os de mi edad ya trabajaban. Pero mi padre era sastre y no ten�a tierras ni ganado.


Prefer�a verme lejos y no enredando en el peque�o taller de costura. Equally� pasaba gran parte del d�a correteando por la Alameda, y fue Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, el que me puso el apodo. �Pareces un gorri�n�.


Creo que nunca corr� tanto como aquel verano anterior al ingreso en la escuela. Corr�a como un loco y a veces sobrepasaba el l�mite de la Alameda y segu�a lejos, con la mirada puesta en la cima del monte Sina�, con la ilusi�northward de que alg�n d�a me saldr�an alas y podr�a llegar a Buenos Aires. Pero jam�due south sobrepas� aquella monta�a m�gica.


��Ya ver�s cuando vayas a la escuela!�


Mi padre contaba como united nations tormento, como si le arrancara las am�gdalas con la mano, la manera en que el maestro les arrancaba la jeada del habla para que no dijeran ajua ni jato ni jracias. �Todas las ma�anas 10�amos que decir la frase ‘Los p�jaros de Guadalajara tienen la garganta llena de trigo’. �Muchos palos llev�bamos por culpa de Juadalagara!� Si de verdad quer�a meterme miedo, lo consigui�. La noche de la v�spera no dorm�. Encogido en la cama, escuchaba el reloj de la pared en la sala con la angustia de un condenado. El d�a lleg� con una claridad de mandil de carnicero. No mentir�a si les dijera a mis padres que estaba enfermo.


El miedo, como un rat�n, me ro�a por dentro.


Y me me�. No me me� en la cama sino en la escuela.


Lo recuerdo muy bien. Pasaron tantos a�os y todav�a siento una humedad c�lida y vergonzosa escurriendo por las piernas. Estaba sentado en el �ltimo pupitre, medio escondido con la esperanza de que nadie se percatara de mi existencia, hasta poder salir y echar a volar por la Alameda.


�A ver, usted, �p�ngase de pie!�


El destino siempre avisa. Levant� los ojos y vi con espanto que la orden iba para mi. Aquel maestro feo como un bicho me se�alaba con la regla. Era peque�a, de madera, pero a mi me pareci� la lanza de Abd el-Krim.


��Cu�fifty es su nombre?�


�Gorri�northward�


Todos los ni�os rieron a carcajadas. Sent� como si me batieran con latas en las orejas.


��Gorri�due north?�


No recordaba nada. Ni mi nombre. Todo lo que yo hab�a sido hasta entonces hab�a desaparecido de mi cabeza. Mis padres eran dos figuras borrosas que se desvanec�an en la memoria. Mir� cara al ventanal, buscando con angustia los �rboles de la alameda.


Y fue entonces cuando me me�.


Cuando se dieron cuenta los otros rapaces, las carcajadas aumentaron y resonaban como trallazos.


Hu�. Ech� a correr como un loquito con alas. Corr�a, corr�a como solo se corre en sue�os y viene tras de uno el Saca�nto. Yo estaba convencido de que eso era lo que hac�a el maestro. Venir tras de mi. Pod�a sentir su aliento en el cuello y el de todos los ni�bone, como jaur�a de perros a la caza de un zorro. Pero cuando llegu� a la altura del palco de la one thousand�sica y mir� cara atr�s, 6 que nadie me hab�a seguido, que estaba solo con mi miedo, empapado de sudor y de meos. El palco estaba vac�o. Nadie parec�a reparar en mi, pero yo ten�a la sensaci�n de que toda la villa estaba disimulando, que docenas de ojos censuradores acechaban en las ventanas, y que las lenguas murmuradoras no tardar�an en llevarle la noticia a mis padres. Las piernas decidieron por m�. Caminaron hacia el Sina� con una determinaci�n desconocida hasta entonces. Esta vez llegar�a hasta A Coru�a y embarcar�a de polis�n en uno de esos nav�os que llevan a Buenos Aires.


Desde la cima del Sina� no se ve�a el mar sino otro monte chiliad�s grande todav�a, con pe�ascos recortados como torres de una fortaleza inaccesible. Ahora recuerdo con una mezcla de asombro y nostalgia lo que tuve que hacer aquel d�a. Yo south�lo, en la cima, sentado en silla de piedra, bajo las estrellas, mientras en el valle se mov�an como luci�rnagas los que con candil andaban en mi b�squeda. Mi nombre cruzaba la noche cabalgando sobre los aullidos de los perros. No estaba sorprendido. Era como si atravesara la 50�nea del miedo. Por eso no llor� ni me resist� cuando lleg� donde mi la sombra regia de Cordeiro. Me envolvi� con su chaquet�n y me abraz� en su pecho. �Tranquilo Gorri�n, ya pas� todo�.


Dorm� como un santo aquella noche, pegadito a mam�. Nadie me reprendi�. Mi padre se hab�a quedado en la cocina, fumando en silencio, con los codos sobre el mantel de hule, las colillas amontonadas en el cenicero de concha de vieira, tal como pasara cuando hab�a muerto la abuela.


Ten�a la sensaci�due north de que mi madre no me hab�a soltado de la mano en toda la noche.


As� me llev�, agarrado como quien lleva united nations ser�n en mi vuelta a la escuela. Y en esta ocasi�n, con coraz�n sereno, pude fijarme por vez primera en el maestro. Ten�a la cara de un sapo.


El sapo sonre�a. Me pellizc� la mejilla con cari�o. ��Me gusta ese nombre, Gorri�due north!�. Y aquel pellizco me hiri� como un dulce de caf�. Pero lo thou�south incre�ble fue cuando, en el medio de un silencio absoluto, me llev� de la mano cara a su mesa y me sent� en su silla. Y permaneci� de pie, agarr� un libro y dijo:


�Tenemos un nuevo compa�ero. Es una alegr�a para todos y vamos a recibirlo con un aplauso�. Pens� que me iba a mear de nuevo por los pantalones, pero southward�lo not� una humedad en los ojos. �Bien, y ahora, vamos a comenzar con un poema. �A quien le toca? �Romualdo? Ven, Romualdo, ac�rcate. Ya sabes, despacito y en voz bien alta�.


A Romualdo los pantalones cortos le quedaban rid�culos. 10�a las piernas muy largas y oscuras, con las rodillas llenas de heridas.


�Una tarde parda y fr�a…�


�Un momento, Romualdo, �qu� es lo que vas a leer?�
�Una poes�a, se�or�.


��Y como se titula?�


�Recuerdo infantil. Su autor es don Antonio Machado�


�Muy bien, Romualdo, adelante. Despacito y en voz alta. Repara en la puntuaci�n�


El llamado Romualdo, a quien yo conoc�a de acarrear sacos de pi�every bit como ni�o que era de Altamira, carraspe� como united nations viejo fumador de picadura y ley� con una voz incre�ble, espl�ndida, que parec�a salida de la radio de Manolo Su�rez, el indiano de Montevideo.


�Una tarde parda y fr�a


de invierno. Los colegiales


estudian. Monoton�a


de lluvia tras los cristales.


Es la clase. En un cartel


se representa a Ca�n


fugitivo, y muerto Abel,


junto a una marcha carm�n…


�Muy bien. �Qu� significa monoton�a de lluvia, Romualdo?�, pregunt� el maestro.


�Que llueve despu�due south de llover, don Gregorio�.


��Rezaste?�, pregunt� mam�, mientras pasaba la plancha por la ropa que pap� cosiera durante el d�a. En la cocina, la olla de la cena desped�a united nations aroma amargo de nabiza.


�Pues si�, dije yo no muy seguro. �Una cosa que hablaba de Ca�north y Abel�.


�Eso est� bien�, dijo mam�. �No se por que dicen que ese nuevo maestro es un ateo�.


��Qu� es un ateo?�


�Alguien que dice que Dios no existe�. Mam� hizo un gesto de desagrado y pas� la plancha con energ�a por las arrugas de united nations pantal�north.


��Pap� es un ateo?�


Mam� pos� la plancha y me mir� fijo.


��C�mo va a ser pap� un ateo? �C�mo se te ocurre preguntar esa pavada?�


Yo hab�a escuchado muchas veces a mi padre blasfemar contra Dios. Lo hac�an todos los hombres. Cuando algo iba mal, escup�an en el suelo y dec�an esa cosa tremenda contra Dios.


Dec�an dos cosas: Cajo en Dios, cajo en el Demonio. Me parec�a que s�lo las mujeres cre�an de verdad en Dios.


��Y el Demonio? �Existe el Demonio?�


��Por supuesto!�


El hervor hac�a bailar la tapa de la olla. De aquella boca mutante sal�an vaharadas de vapor due east gargajos de espuma y berza. Una abeja revoloteaba en el techo alrededor de la l�mpara el�ctrica que colgaba de un cable trenzado. Mam� estaba enfurru�ada como cada vez que ten�a que planchar. Su cara se tensaba cuando marcaba la raya de las perneras. Pero ahora hablaba en un tono suave y algo triste, como si se refiriera a un desvalido.


�El Demonio era united nations �ngel, pero se hizo malo�.


La abeja bati� contra la 50�mpara, que oscil� ligeramente y desorden� las sombras.


�El maestro dijo hoy que las mariposas tambi�n tienen lengua, una lengua finita y muy larga, que llevan enrollada como el resorte de un reloj. Nos la va a ense�ar con un aparato que le tienen que mandar de Madrid. �A que parece mentira eso de que las mariposas tengan lengua?�


�Si �l lo die, es cierto. Hay muchas cosas que parecen mentira y son verdad. �Te gusta la escuela?�


�Mucho. Y no pega. El maestro no pega�


No, el maestro don Gregorio no pegaba. Por lo contrario, casi siempre sonre�a con su cara de sapo. Cuando dos peleaban en el recreo, los llamaba, �parecen carneros� y hac�a que se dieran la mano.


Luego, los sentaba en el mismo pupitre. As� fue como hice mi mejor amigo, Dombod�due north, grande, bondadoso y torpe. Hab�a otro rapaz, Eladio, que ten�a united nations lunar en la mejilla, en el que golpear�a con gusto, pero nunca lo hice por miedo a que el maestro me mandara darle la mano y que me cambiara junto a Dombod�n. El modo que 10�a don Gregorio de mostrar united nations gran enfado era el silencio.


�Si ustedes no se callan, tendr� que callar yo�.


Y iba cara al ventanal, con la mirada ausente, perdida en el Sina�. Era un silencio prolongado, desasosegante, como si nos dejara abandonados en un extra�o pa�south.


Sent� pronto que el silencio del maestro era el peor castigo imaginable. Porque todo lo que tocaba era un cuento atrapante. El cuento pod�a comenzar con una hoja de papel, despu�south de pasar por el Amazonas y el s�stole y di�stole del coraz�n. Todo se enhebraba, todo 10�a sentido. La hierba, la oveja, la lana, mi fr�o. Cuando el maestro se dirig�a al mapamundi, nos qued�bamos atentos como si se iluminara la pantalla del cine Rex. Sent�amos el miedo de los indios cuando escucharon por vez primera el relincho de los caballos y el estampido del arcabuz. �bamos a lomo de los elefantes de An�bal de Cartago por las nieves de los Alpes, camino de Roma. Luchamos con palos y piedras en Ponte Sampaio contra las tropas de Napole�n. Pero no todo eran guerras.


Hac�amos hoces y rejas de arado en las herrer�equally del Incio. Escribimos cancioneros de amor en Provenza y en el mar de Vigo. Construimos el P�rtico da Gloria. Plantamos las patatas que vinieron de Am�rica. Y a Am�rica emigramos cuando vino la peste de la patata.


�Las patatas vinieron de Am�rica�, le dije a mi madre en el almuerzo, cuando dej� el plato delante m�o.


��Que iban a venir de Am�rica! Siempre hubo patatas�, sentenci� ella.


�No. Antes se com�an casta�as. Y tambi�n vino de Am�rica el ma�z�. Era la primera vez que ten�a clara la sensaci�n de que, gracias al maestro, sab�a cosas importantes de nuestro mundo que ellos, los padres, desconoc�an.


Pero los momentos one thousand�s fascinantes de la escuela eran cuando el maestro hablaba de los bichos. Las ara�as de agua inventaban el submarino. Las hormigas cuidaban de un ganado que daba leche con az�machine y cultivaban hongos. Hab�a un p�jaro en Australia que pintaba de colores su nido con una especie de �leo que fabricaba con pigmentos vegetales. Nunca me olvidar�. Se llamaba tilonorrinco. El macho pon�a una orqu�dea en el nuevo nido para atraer a la hembra.


Tal era mi inter�south que me catechumen� en el suministrador de bichos de don Gregorio y �l me acogi� como el mejor disc�pulo. Hab�a due south�bados y feriados que pasaba por mi casa y �bamos juntos de excursi�north. Recorr�amos las orillas del r�o, las g�ndaras, el bosque, y sub�amos al monte Sina�. Cada viaje de esos era para m� como una ruta del descubrimiento. Volv�amos siempre con un tesoro. Una mantis. Una lib�lula. United nations escornabois. Y una mariposa distinta cada vez, aunque yo solo recuerde el nombre de una es la que el maestro llam� Iris, y que brillaba hermos�sima posada en el barro o en el esti�rcol.


De regreso, cant�bamos por las corredoiras como dos viejos compa�eros. Los lunes, en la escuela, el maestro dec�a: �Y ahora vamos a hablar de los bichos de Gorri�n�.


Para mis padres, esas atenciones del maestro eran una honra. Aquellos d�equally de excursi�due north, mi madre preparaba la merienda para los dos. �No hac�a falta, se�ora, yo ya voy comido�, insist�a don Gregorio. Pero a la vuelta, december�a: �Gracias, se�ora, exquisita la merienda�.


�Estoy segura de que pasa necesidades�, december�a mi madre por la noche.


�Los maestros no ganan lo que tienen que ganar�, sentenciaba, con sentida solemnidad, mi padre. �Ellos son las luces de la Rep�blica�.


��La Rep�blica, la Rep�blica! �Ya veremos donde va a parar la Rep�blica!�


Mi padre era republicano. Mi madre, no. Quiero decir que mi madre era de misa diaria y los republicanos aparec�an como enemigos de la Iglesia.


Procuraban no discutir cuando yo estaba delante, pero muchas veces los sorprend�a.


��Qu� tienes tu contra Aza�a? Esa es cosa del cura, que te anda calentando la cabeza�


�Yo a misa voy a rezar�, december�a mi madre.


�Tu, si, pero el cura no�


Un d�a que don Gregorio vino a recogerme para ir a buscar mariposas, mi padre le dijo que, si no ten�a inconveniente, le gustar�a �tomarle las medidas para un traje�.


El maestro mir� alrededor con desconcierto.


�Es mi oficio�, dijo mi padre con una sonrisa.


�Respeto muchos los oficios�, dijo por fin el maestro.


Don Gregorio llev� puesto aquel traje durante un a�o y lo llevaba tambi�due north aquel d�a de julio de 1936 cuando se cruz� conmigo en la alameda, camino del ayuntamiento.


��Qu� hay, Gorri�n? A ver si este a�o podemos verles por fin la lengua a las mariposas�”


Algo actress�o estaba por suceder. Todo el mundo parec�a tener prisa, pero no se mov�a. Los que miraban para la derecha, viraban cara a la izquierda. Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, estaba sentado en un banco, cerca del palco de la m�sica. Yo nunca vi sentado en un banco a Cordeiro. Mir� cara para arriba, con la mano de visera. Cuando Cordeiro miraba every bit� y callaban los p�jaros era que ven�a una tormenta.


Sent� el estruendo de una moto solitaria. Era un guarda con una bandera sujeta en el asiento de atr�s. Pas� delante del ayuntamiento y mir� cara a los hombres que conversaban inquietos en el porche. Dust�: ��Arriba Espa�a!� Y arranc� de nuevo la moto dejando atr�s una estela de estallidos.


Las madres comenzaron a llamar por los ni�os. En la casa, parec�a haber muerto otra vez la abuela. Mi padre amontonaba colillas en el cenicero y mi madre lloraba y hac�a cosas sin sentido, como abrir el grifo del agua y lavar los platos limpios y guardar los sucios.


Llamaron a la puerta y mis padres miraron el picaporte con desasosiego. Era Amelia, la vecina, que trabajaba en la casa de Su�rez, el indiano.


��Saben lo que est� pasando? En la Coru�a los militares declararon el estado de guerra. Est�n disparando contra el Gobierno Civil�


��Santo cielo!�, se persign� mi madre.


�Y aqu��, continu� Amelia en voz baja, como si las paredes oyeran, �Se dice que el alcalde llam� al capit�north de carabineros pero que este mand� decir que estaba enfermo�.


Al d�a siguiente no me dejaron salir a la calle. Yo miraba por la ventana y todos los que pasaban me parec�an sombras encogidas, como si de pronto cayera el invierno y el viento arrastrara a los gorriones de la Alameda como hojas secas.


Llegaron tropas de la capital y ocuparon el ayuntamiento. Mam� sali� para ir a la misa y volvi� p�lida y triste, como si se hiciera vieja en media hora.


�Est�n pasando cosas terribles, Ram�northward�, o� que le dec�a, entre sollozos, a mi padre. Tambi�n �fifty hab�a envejecido. Peor todav�a. Parec�a que hab�a perdido toda voluntad.


Se arrellan� en un sill�northward y no se mov�a. No hablaba. No quer�a comer.


�Hay que quemar las cosas que te comprometan, Ram�due north. Los peri�dicos, los libros. Todo�


Fue mi madre la que tom� la iniciativa aquellos d�as. Una ma�ana hizo que mi padre se arreglara bien y lo llev� con ella a la misa. Cuando volvieron, me dijo: �Ven, Moncho, vas a venir con nosotros a la alameda�.


Me trajo la ropa de fiesta y, mientras me ayudaba a anudar la corbata, me dijo en voz muy grave: �Recuerda esto, Moncho. Pap� no era republicano. Pap� no era amigo del alcalde. Pap� no hablaba mal de los curas. Y otra cosa muy importante, Moncho. Pap� no le imperial� un traje al maestro�.


�Si que lo regal�.


�No, Moncho. No lo regal�. �Entendiste bien? �No lo regalo!�


Hab�a mucha gente en la Alameda, toda con ropa de domingo. Bajaran tambi�n algunos grupos de las aldeas, mujeres enlutadas, paisanos viejos de chaleco y sombrero, ni�bone con aire asustado, precedidos por algunos hombres con camisa azul y pistola en el cinto. Dos filas de soldados abr�an un corredor desde la escalinata del ayuntamiento hasta unos camiones con remolque entoldado, como los que se usaban para transportar el ganado en la feria grande.


Pero en la alameda no hab�a el alboroto de las ferias sino un silencio grave, de Semana Santa. La gente no se saludaba. Ni siquiera parec�an reconocerse los unos a los otros. Toda la atenci�northward estaba puesta en la fachada del ayuntamiento.


Un guardia entreabri� la puerta y recorri� el gent�o con la mirada. Luego abri� del todo e hizo un gesto con el brazo. De la boca oscura del edificio, escoltados por otros guardas, salieron los detenidos, iban atados de manos y pies, en silente cordada. De algunos no sab�a el nombre, pero conoc�a todos aquellos rostros. El alcalde, el de los sindicatos, el bibliotecario del ateneo Resplandor Obrero, Charli, el vocalista de la orquesta Sol y Vida, el cantero q quien llamaban H�rcules, padre de Dombod�n… Y al cabo de la cordada, jorobado y feo como un sapo, el maestro.


Se escucharon algunas �rdenes y gritos aislados que resonaron en la Alameda como petardos. Poco a poco, de la multitud fue saliendo un ruge-ruge que acab� imitando aquellos apodos.


��Traidores! �Criminales! �Rojos!�


�Grita tu tambi�n, Ram�n, por lo que m�due south quieras, �grita!�. Mi madre llevaba agarrado del brazo a pap�, como si lo sujetara con toda su fuerza para que no desfalleciera. � �Que vean que gritas, Ram�n, que vean que gritas!�


Y entonces o� como mi padre dec�a ��Traidores� con un hilo de voz. Y luego, cada vez m�s fuerte, ��Criminales! �Rojos!� Salt� del brazo a mi madre y se acerc� grand�due south a la fila de los soldados, con la mirada enfurecida cara al maestro. ��Asesino! �Anarquista! �Comeni�os!�


Ahora mam� trataba de retenerlo y le tir� de la chaqueta discretamente. Pero �l estaba fuera de s�. ��Cabr�due north! �Hijo de mala madre��. Nunca le hab�a escuchado llamar eso a nadie, ni siquiera al �rbitro en el campo de f�tbol. �Su madre no tiene la culpa, �eh, Moncho?, recuerda eso�. Pero ahora se volv�a cara a mi enloquecido y me empujaba con la mirada, los ojos llenos de 50�grimas y sangre. ��Gr�tale tu tambi�northward, Monchi�o, gr�tale tu tambi�north!�


Cuando los camiones arrancaron cargados de presos, yo fui uno de los ni�os que corr�an detr�s lanzando piedras. Buscaba con desesperaci�northward el rostro del maestro para llamarle traidor y criminal. Pero el convoy era ya una nube de polvo a lo lejos y yo, en el medio de la alameda, con los pu�bone cerrados, south�lo fui capaz de murmurar con rabia: ��Sapo! �Tilonorrinco! �Iris!�.




Enrique Mart�nez-Salanova S�nchez

La Lengua De Las Mariposas Preguntas Y Respuestas

Source: https://educomunicacion.es/cineyeducacion/temasmariposas.htm